Elige la palabra adecuada para completar cada hueco: “Pero tal vez sería bueno pasar a otras mudas literarias menos macabras que esta de Rulfo [se refiere a la novela "Pedro Páramo"]. La más simpática, alegre y divertida que se me a la memoria es la de “Carta de una señorita en París”, de Julio Cortázar. Allí hay también una estupenda muda de nivel de realidad, cuando el narrador-personaje, autor de la carta del título, nos hace saber que tiene la incómoda de vomitar conejitos. He aquí un formidable salto cualitativo de esa amena historia que, sin embargo, tener un final bastante , si, abrumado por esa segregación de conejitos, su protagonista termina suicidándose al final del relato, como lo insinúan las últimas frases de la carta. Este es un procedimiento muy usado Cortázar, en sus cuentos y novelas. Se valía él para trastornar esencialmente la naturaleza de su mundo inventado, haciéndolo pasar una realidad un poco cotidiana, sencilla, hecha de cosas predecibles, banales, rutinarias, a otra, de carácter fantástico, donde cosas extraordinarias como esos conejitos que vomita una garganta humana, y en la que a veces la violencia. Estoy seguro usted ha leído “Las ménades”, otro de los grandes relatos de Cortázar, donde, en este caso de manera progresiva, por acumulación numérica, se produce una transformación del mundo narrado. Aquello que parece un inofensivo concierto en el teatro Corona genera al principio un entusiasmo más bien excesivo del público la performance de los músicos, y, , degenera en una verdadera explosión de violencia salvaje, instintiva, incomprensible y animal, en un linchamiento colectivo o guerra sin cuartel. Al final de esa inesperada hecatombe nos quedamos desconcertados, preguntándonos si todo aquello en verdad ha ocurrido, si ha sido una horrenda pesadilla o si esa absurda ocurrencia lugar en “otro mundo”, armado con una insólita mezcla de fantasía, terrores recónditos y oscuros instintos del espíritu humano”. Mario Vargas Llosa, Cartas a un joven novelista. Planeta, 1997.
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Elige la palabra adecuada para completar cada hueco:

“Pero tal vez sería bueno pasar a otras mudas literarias menos macabras que esta de Rulfo

\[se refiere a la novela "Pedro Páramo"\]
. La más simpática, alegre y divertida que se me ... a la memoria es la de “Carta de una señorita en París”, de Julio Cortázar. Allí hay también una estupenda muda de nivel de realidad, cuando el narrador-personaje, autor de la carta del título, nos hace saber que tiene la incómoda ... de vomitar conejitos. He aquí un formidable salto cualitativo de esa amena historia que, sin embargo, ... tener un final bastante ... , si, abrumado por esa segregación de conejitos, su protagonista termina suicidándose al final del relato, como lo insinúan las últimas frases de la carta.
Este es un procedimiento muy usado ... Cortázar, en sus cuentos y novelas. Se valía ... él para trastornar esencialmente la naturaleza de su mundo inventado, haciéndolo pasar ... una realidad un poco cotidiana, sencilla, hecha de cosas predecibles, banales, rutinarias, a otra, de carácter fantástico, donde ... cosas extraordinarias como esos conejitos que vomita una garganta humana, y en la que a veces ... la violencia. Estoy seguro ... usted ha leído “Las ménades”, otro de los grandes relatos de Cortázar, donde, en este caso de manera progresiva, por acumulación numérica, se produce una transformación ... del mundo narrado. Aquello que parece un inofensivo concierto en el teatro Corona genera al principio un entusiasmo más bien excesivo del público ... la performance de los músicos, y, ... , degenera en una verdadera explosión de violencia salvaje, instintiva, incomprensible y animal, en un linchamiento colectivo o guerra sin cuartel. Al final de esa inesperada hecatombe nos quedamos desconcertados, preguntándonos si todo aquello en verdad ha ocurrido, si ha sido una horrenda pesadilla o si esa absurda ocurrencia ... lugar en “otro mundo”, armado con una insólita mezcla de fantasía, terrores recónditos y oscuros instintos del espíritu humano”.

Mario Vargas Llosa, Cartas a un joven novelista. Planeta, 1997.