Задание

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   Hacia el año de 1909 el pueblito de Altamachi se vio amenazado por una rarísima aparición\. Era un ser interesante, el peor de aquellos tiempos, se decía ser alma en pena o alma bendita que iba purgando sus culpas en este mundo\. La gente lo tenía como al K'arisiri\.   
   Así todos los viernes, a la hora de la oración del Ángelus, aparecía este ser raro detrás de una pared baja, de piedras superpuestas, de una familia campesina, dando gemidos lastimeros diciéndoles a los miembros de la casa más cercana: "Este viernes preparen todo lo mejor de su comida, que yo al comer, cargaré conmigo todo lo malo de ustedes, de vuestros animales y de vuestras casas"\.  
   Los ingenuos campesinos, obedientes, cumplían fielmente todo lo que les pedía\. Cada semana el aparecido se presentaba dando vueltas por el lugar haciendo aspavientos, haciendo signos de espantar los vientos, con inclinaciones de cuerpo, tocando con su cabeza el suelo, para luego con una tranquilidad pasmosa engullirse todo lo que dejaban los asustados campesinos que observaban desde lejos llenos de terror y miedo\.   
   Semana tras semana el aparecido se presentaba en alguna casa con una vestimenta escalofriante, con mangas anchas, con lentejuelas que, a la luz de la luna, brillaban, dando más terror su presencia especialmente a los niños que ya no querían ir a la escuela y hasta los perros ovejeros daban aullidos lastimeros cuando este personaje rondaba estos lugares\.   
  Los campesinos temerosos determinaron ir a visitar al Sr\. Obispo de Cochabamba y rogarle que les proveyera de un cura\. El obispo les asignó a un cura joven y recién consagrado\. Éste es recibid o en el pueblo con una recepción apoteósica\. Éste se entrega de lleno a la misión de su plena incumbencia acompañado siempre por los campesinos que le manifiestan mucho respeto\. Con mucha humildad le piden los campesinos echar agua bendita a un alma en pena que con su espantosa presencia ponía en tensión de nervios a toda la población\.   
   Ciertamente el sacerdote era algo estricto y cumplidor de su deber\. Jamás en toda su vida oyó nada de apariciones, de karisiris o almas en pena, sin embargo, no se niega a ayudarlos\.   
   Dado que el aparecido se presentaba todos los viernes a la hora del Ángelus, instruye a su sacristán, la persona que le asistía en las labores del cuidado de la iglesia, que lo preparara todo para la oración\.   
   Llega el día esperado, todo el mundo tanto los del pueblo como los del campo, salen rezando hacia el lugar de la aparición\. A poco más de unos cien metros y en un lugar menos pensado, moviéndose con signos estrambóticos aparece la supuesta alma en pena\. Al verlo el cura se aproxima al aparecido, quien al verlo echa un grito al sacerdote diciéndole "ministro de Dios, nada tengo que ver contigo, no te acerques"\.   
   Todos al oír el grito y las palabras del fatídico personaje, echaron a correr, dejando solo al sacerdote que firme no dejaba de avanzar en dirección al alma en pena, en tanto que éste volvía a repetir con voz tenebrosa "ministro de Dios, nada tengo que ver contigo, vete de aquí, te lo ruego"\.   
   Sin hacer caso de sus palabras, el cura se acerca lo suficiente y le dice 'te conjuro en nombre del altísimo, dime, quién eres, de dónde eres y qué quieres"\. Es en ese momento que el supuesto alma en pena, de rodillas humillado se descubre y llora levantando la vista al sacerdote que reconoce el rostro, era\.\.\. era el mismísimo sacristán\.   
   El avivado Sacristán todo humillado, pide clemencia diciendo "padrecito mío, dame cualquier castigo, pero no me presentes al pueblo, ni digas que era yo\. Te prometo nunca más aparecer, padre mío, acepto cualquier castigo por más duro que sea"\.   
   Viendo el sincero arrepentimiento, el buen párroco le dice que se presente al día siguiente en la parroquia para confesar sus pecados y se vaya luego del pueblo\. Al escuchar esto, el hombre cabizbajo y agachado se pierde en la oscuridad\.    
   Desde ese día no hubo más apariciones y el temor de la población desapareció, volviendo la tranquilidad y la paz\. Y lo cierto es que extrañamente el sacristán desapareció también sin saberse nunca más de él\.     

La gente del pueblo de Altamachi pensaba que el llamado K'arisiri venía para:

  • сastigar a los vecinos del pueblo.
  • сumplir su pena en la tierra.
  • аsustar a los niños.